ABAMA KIDS CAMP - Pedagogía para vivir con los niños en época de confinamiento
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La pedagoga Susana Budé propone cuatro principios fundamentales para
que la convivencia con los más pequeños en los próximos meses sea agradable,
enriquecedora y divertida
Las niñas y niños de nuestro
país no volverán a la escuela hasta el próximo mes de septiembre. Las familias
afrontan ahora el inicio de un periodo, el de la llamada ‘nueva normalidad’, en
el que el teletrabajo será mucho más habitual. Padres y madres tienen por
delante varios meses en los que pasarán prácticamente las 24 horas del día con
sus hijos, tal y como ya han experimentado en estos dos meses de confinamiento
por la pandemia del coronavirus.
La pedagoga Susana Budé es la
directora del Abama
Kids Camp, el espacio que Abama
Resort, el destino de lujo ubicado en Guía de Isora, en el sur de la isla
de Tenerife, ha ideado para que la estancia de los niños durante sus vacaciones
sea una experiencia al aire libre inolvidable, en estrecho contacto con la
naturaleza. Con más de 16 años de experiencia en el diseño del ocio infantil en
hoteles de lujo, Budé nos propone cuatro principios fundamentales para que los
próximos meses se conviertan en una experiencia agradable y los niños y niñas disfruten
de la que sin duda va a ser una época extraordinaria que recordarán toda la
vida. Una época que, como niños, no recordarán por los aspectos negativos de
esta pandemia, sino por ser la época en que disfrutaron las 24 horas al día de
sus padres y madres.
El confinamiento es duro para
todos, pero Budé recuerda que “en general, los niños de cualquier edad, tienen
una capacidad de adaptación bastante mayor a la que podemos tener los adultos.
Tienden a buscar lo positivo; aunque a veces añoren lo que no tienen. Les gusta
vivir el día a día sin pensar mucho en el futuro. Y eso es algo de lo que los
adultos debemos aprender de ellos en momentos como este”.
Por ello, sugiere una serie
de pautas para mejorar la experiencia en estos meses:
COMER
JUNTOS: Sin móviles y tabletas, sin
televisión, sin tecnología. Si es posible, almuerzo y cena. El objetivo:
hablar. Hablar de cualquier tema que surja y que se plantee, porque ello
constituye la mejor forma que padres y madres tienen de transmitir valores a
los más pequeños. Según Budé, “cada uno de los temas que pueden surgir en
una conversación en la mesa puede llevarles a afianzar valores que van
descubriendo poco a poco. Estos valores que van apareciendo deben de ser
contrastados con adultos para poder interiorizarse. A medida que van hablando
con nosotros sobre la vida, más se van haciendo una idea de ella y de cómo
actuar. Luego, una vez sean mayores, tendrán muchas más herramientas sobre qué
hacer en cada situación; gracias a prácticas que parecen tan sencillas como
comer en familia y mantener conversación a su vez”.
EQUILIBRAR
EL DÍA: El día es largo, por lo que es
importante buscar momentos para todo y para todos. En un día normal, debe haber
un tiempo para las tareas de la casa, para las tareas del colegio, un tiempo de
relax para los padres, y un tiempo de diversión en familia. Budé insiste en que
“el tiempo de relax para los padres es también de suma importancia. Tampoco hacemos
bien si estamos con los niños todo el rato entreteniéndoles; porque en su aprendizaje
está también la búsqueda del aburrimiento. Esto es algo muy creativo y
necesario. Debe de haber un rato al día en el que les digáis que es para papis
y mamis; y en ese rato los niños deben de entretenerse solos. Eso sí, es
importante que sepan, que ese rato es limitado, y que justo después de eso
habrá un rato en familia”.
EL
‘SAGRADO’ TIEMPO EN FAMILIA: debe de ser el más divertido de todo
el día; y por el que ellos han estado esperando durante horas. Susana Budé
recomienda “ser creativos y fijarnos en las edades e intereses de los niños. Es
importante que los padres nos adaptemos a sus edades y a lo que les guste
hacer; y también es de vital importancia ir cambiando la temática diariamente
para no caer en el aburrimiento del juego”. En cierta manera, dice la pedagoga,
“lo más importante no es escoger un juego y ver como juegan, sino participar en
ellos más activamente que nuestros hijos. Debemos volver a ser niños y jugar a
todo eso que nos encantaba de pequeños. Volver a tener esa visión infantil de
detención del tiempo solo para divertirse”. Esto beneficiará mucho a los niños,
porque ven a su padre y a su madre de forma más cercana y confidente; pero
también a los padres y madres, “porque nos desestresará de las tareas diarias y
nos conectará mucho más con ellos”.
He aquí
algunos ejemplos de juegos en familia: búsquedas de tesoros por casa, pequeños
mini retos o juegos con competición, juegos de mesa, tarde de deportes,
competición de talentos, karaoke, juegos simbólicos o de muñecas, adivinanzas
por mímica, jugar a periodistas o investigadores sobre algún tema de interés,
experimentar con ciencia, cocina en familia, decoración de habitaciones,
manualidades con cosas recicladas, cursos rápidos de dibujo y pintura, juegos
de ingenio, juegos de precisión y puntería, tarde de chistes, circuitos de
coches de juguete en casa, etc.
CREAR
RUTINAS: La rutina diaria es una parte fundamental
de una vida mental sana; tanto para adultos como para niños. Pero lo es en
especial para los más pequeños, puesto que les ayuda a ordenar su día y saber
que van a esperar de cada momento del mismo: solo así pueden sacarle el máximo
partido. Aquí la propuesta de Susana Budé: